San Javier celebró sus 108 años de fundación

Como tantas cosas que estaban previstas, el año pasado San Javier debió suspender la fiesta de su aniversario 107 debido a la pandemia, y este año, si bien todavía no hubo plaza de comidas ni actuaron los bailarines del grupo Kalinka en el escenario de la Plaza Libertad, la fecha empezó a recuperar algo de su brillo con el desfile de caballería gaucha, la feria, los trajes y la gastronomía típica. Y eso que no hubo puestos de venta de shaslik en los alrededores, como se estila. Ya volverán.

Huyendo de la persecución zarista

Vasili Lubkov era el líder de la comunidad religiosa ‘Nueva Israel’ que huyó a principios del siglo XX de la Rusia del zar Nicolás II con el objetivo de poder practicar libremente su fe. A más de 10.000 kilómetros, encontró su lugar.

El Uruguay del presidente José Batlle y Ordóñez, que auspiciaba la llegada de campesinos europeos para trabajar la tierra, recibió a estas 300 familias rusas encabezadas por Lubkov. Fue así como el 27 de julio de 1913 fundaron el pueblo de San Javier en 17.496 hectáreas sobre la costa del Río Uruguay, que hace de frontera con Argentina.

Como apunta el portal ‘Viaje a Uruguay’, existen distintas versiones sobre el origen del nombre del pueblo. Algunas sostienen que es una homenaje al hijo fallecido del entonces ministro de Fomento y Agricultura José Espalter. Otras miradas aseguran que la zona se llamaba así por los establecimientos jesuitas de la época colonial.

Los años del profeta: girasol y después

«El enfrentamiento entre lo laico y lo religioso, entre el encierro y la cultura local, marcaron la primera década de la historia de la colonia rusa en tierras uruguayas», explicó el periodista Luis Roux en el periódico El Observador. 

La historiadora Virginia Martínez escribió un libro sobre el pueblo cuyo título completo es ‘Los rusos de San Javier. Perseguidos por el zar. Perseguidos por la dictadura uruguaya. De Vasili Lubkov a Vladimir Roslik’. Citada por Roux, Martínez recuerda que en sus primeros años «la colonia funcionó como una especie de ciudad Estado que tenía leyes propias, gobernada por el jefe de la secta, dictador patriarcal que concentraba el poder temporal y espiritual».

Fue en aquel período que, a través de San Javier, se introdujo en Uruguay el girasol que hasta el momento no era conocido en el país. Además allí se edificó el primer molino que se utilizó para acopio y para hacer aceite en base a este cultivo. Junto con la agricultura, este tipo de producción se convirtió en la base económica del pueblo.

Lubkov estuvo al frente de San Javier -y fue su representante ante las autoridades estatales- hasta 1926. Ese año le fue retirado el cargo de administrador general y entregado al Banco Hipotecario de Uruguay. Fue así que el profeta decidió abandonar el país junto a 50 familias. Aunque se desconoce su destino Martínez considera que regresó a la naciente Unión Soviética.

Hasta la dictadura

Los años posteriores estuvieron signados por las deudas con el Banco Hipotecario y la lucha por la tierra. Esto fue saldado en 1953 cuando finalmente las tierras fueron expropiadas y entregadas a los habitantes.

En el medio San Javier organizó un comité de ayuda que recolectó alimentos para la población rusa durante la Segunda Guerra Mundial. En 1945, al finalizar el conflicto bélico, el Centro Juvenil Eslavo fue renombrado como Centro Cultural Máximo Gorki como filial del que ya existía en Montevideo, capital del país.

urante los años que siguieron la vida local transcurrió con cierta normalidad, hasta que en 1973 un golpe de Estado en Uruguay cambió todo.

¿Comunistas?

La dictadura uruguaya, a tono con los demás gobiernos autoritarios que se instalaron en aquellos años en el continente, decidió perseguir a toda aquella persona que pudiera ser sospechosa de adherir al comunismo. Aunque la población de San Javier no reivindicaba -ni reivindica actualmente- ninguna ideología particular, su origen ruso en tiempos de la Unión Soviética, la convirtió en un objetivo de la represión.

Sus habitantes fueron perseguidos, se les prohibió hablar ruso y el pueblo quedó prácticamente sitiado. En 1980, como reconstruyó Roux, el ejército invadió literalmente el territorio deteniendo a varias personas y destruyendo gran parte del centro cultural Máximo Gorki. Asimismo, en 1984 los militares secuestraron y asesinaron a Vladimir Roslik, el médico local. Fue una de la últimas víctimas de la dictadura que acabó en 1985.

San Javier hoy

«La primera vez que llegué a San Javier, treinta años después de la dictadura, aún latía una fractura en el pueblo», sentenció Virginia Martínez entrevistada por el portal Espectador. Hoy la avenida de ingreso al pueblo lleva el nombre de Vladimir Roslik. También, en homenaje al médico asesinado, existe una fundación con su nombre que construyó allí un hogar para ancianos con apoyo del Banco de Previsión Social uruguayo y el Fondo de Pensión de Rusia.

Además la escuela pública local tiene la particularidad de ser bilingüe. Tal como reseña el portal TodoUruguay «se dictan clases tanto en español como en ruso» lo cual explica que la mayoría de la población hable el idioma de sus antepasados.

Hoy quien visita San Javier puede conocer el Museo de los inmigrantes, fundado en 1998, donde se expone la historia del pueblo. También el último domingo de julio se celebra la fiesta por la fundación del pueblo con bailes típicos y comida rusa. La comunidad es sede además de la Fiesta del girasol que se lleva a cabo todos los años y dura dos días. El grupo de baile Kalinka es otra de las fuentes que mantiene viva la cultura rusa.

Asimismo allí se puede conocer el Parque Nacional Estero de Farrapos e Islas del Río Uruguay al cual se accede desde San Javier y el Balneario Puerto Viejo localizado a cinco kilómetros. La casa donde vivió el profeta Lubkov es hoy Monumento Histórico Nacional.

Santiago Mayor para RT en español